lunes, 29 de noviembre de 2010

SINOPSIS ORIGINAL DE LAST SACRIFICE

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YA ESTAMOS TRADUCIENDO HASTA EL CAPI 4, NENAS LISTAS PARA LEER.
AL FIN.
SINOPSIS
A Rose HathawAy no le gusta sentirse encerrada, pero eso es lo que te hace la carcel. Lo que realmente le molesta es lo que ella no hiso - ella no mato a la reina Tatiana. Pero dile eso a la multitud de morois y dhampirs - mitad vampiros como ella - reunidos para el funeral... y que claman por su sangre.
Last Sacrifice es la última novela de la epica serie de vampiros de Richelle Mead... y ella guardo lo mejor para el final. Asesinato... Amor... Celos, todo reunido en este ultimo capítulo en el que Lissa, la mejor amiga de Rose se enfrenta a enemigos que no quieren verla ascender al trono real.
Cuando Rose es rescatada de la carcel por su unico y verdadero amor, Dimitri, el tiempo es esencial. Ella debe probar su inocencia y salvar a su amiga, aunque eso signifique hacer el ultimo sacrificio.
Traducido por Rania.
UNA NIÑA ME DEJO X CORREO ESTE SPOILER Q AUN NO SE D DONDE LO SACO Y SI ES REAL...NO LO SE, PERO SI LO ES...YOOOOOO ME MUEROOOOOOO. Y USTEDES TAMBIEN.
DIJO Q ESTO LO DICE DIMITRI
"Me rindo, tu me tienes para siempre, no hay forma de cambiar eso."
YA NO PUEDO MAS....PLISSSSS PIEDAD Image and video hosting by TinyPic
Y dentro de muy poco el primer capitulo traducido por Caty, Clo y yo...En COSAS DE CATY Y ACA EN NENAS BELIKOV ^^

sábado, 27 de noviembre de 2010

ICE capitulo 24

Capitulo 24

Latitud 63 ° 54 '53 "N
Longitud 125 ° 24 '07 "W
Altitud 1.301 metros

CASSIE se mordió tan fuerte el interior de la mejilla que saboreó sangre. Sumisa, pensó, concentrándose. Derrotada. Usando la fuerza de voluntad, dejó caer la mirada. Podría haber chamuscado un agujero en el piso de madera con su mirada.


Padre Bosque resplandeció. "Buena chica."


¿Cómo podía pensar alguien que Oso era un monstruo? Padre Bosque era un verdadero monstruo.


Él le entregó una escoba. Ella la tomó, con ganas de partirla contra la rodilla. Anoche, después de que ella se hubiera rendido, él simplemente la había alimentado y dejado dormir. Pero esta mañana, la había saludado con instrucciones. Conviértete en una buena madre, le había dicho él. Sé la mujer que Oso hubiera querido que seas.

Él estaba equivocado. Oso la amaba por quien era. Ella no permitiría que este gñomo le envenenara la mente. Puede que ella hubiera dudado de Oso alguna vez, pero nunca más.

Con la mitad de su altura, el Padre Bosque no podía palmearle la cabeza, por lo que le dio unas palmaditas en el codo. Ella agarró el palo de la escoba con los nudillos blancos. Sólo hasta que él esté sereno, se dijo a si misma. Después de que lo hubiera engañado haciéndolo pensar que había ganado, escaparía.


"Ponle un buen ejemplo a tu pequeño," dijo él.


Él salió al jardín de helechos. Por un instante, la luz del sol inundó la cocina. Ella vio el polvo colgando en los rayos de sol. Entonces la puerta se cerró como la puerta de una celda. Su interior gritó. Ella quería a Oso ahora.


Sigue con el plan, se dijo. Cassie barrió vigorosamente. Ella golpeó el suelo con las cerdas de la escoba. El polvo se emplumó a su alrededor. Cassie aporreó las telarañas. "¡Muere, muere, muere!"


En la puerta, el Padre Bosque estornudó.

Cassie se congeló a mitad del balanceo.

"Energético," dijo él secamente.

La escoba se le cayó de las manos. Traqueteó contra el suelo. Ambos la miraron. Tal vez "sumisa" no era su fuerte. Tragó saliva y luego pegó una sonrisa en su rostro. Ella estaría libre pronto, se prometió a si misma.


* * * * *

Tres noches después, mientras el sol de la medianoche se filtraba a través de las persianas, Cassie avanzó a través del dormitorio. Ella vio el contorno de su mochila. Arrodillándose junto a ella, puso dentro sus mukluks y empacó todo con fuerza. No podía permitirse un solo sonido. Lentamente y en silencio, levantó la mochila y se la puso sobre los hombros. Se deslizó hacia fuera por la puerta del dormitorio.


Escuchando, se puso de pie en la sombrada cocina como un ciervo en estado de alerta. El corazón le latía en la garganta. En sus oídos, su respiración sonaba como un túnel de viento. Padre Bosque roncaba.


Descalza, Cassie se deslizó a través de la cocina. Ella revisó por si había enredaderas. Como serpientes durmiendo debajo de los armarios y sillas, las enredaderas estaban inactivas. Puso su mano sobre el pomo de la puerta.


Sin previo aviso, la madera le envolvió la mano. Conteniendo un grito, Cassie jaló. La corteza se propagó. Creció sobre su muñeca. Ella la golpeó con su mano libre. Se extendió sobre su antebrazo. Ella hizo palanca con los dedos. Le cubrió el codo. El Padre Bosque seguía roncando.


¡Oh, no, por favor, no. Apuntalando los pies contra la puerta, tiró.


No podía estar atrapada de nuevo. Ella llegó hasta sus espaldas. Su acha para hielo estaba atada a las correas exteriores de la mochila. Si pudiera alcanzarla. . . Dio un tirón de las correas con la mano izquierda mientras la madera se filtraba por encima de su brazo derecho.


Los cierres en la mochila tintinearon como fuertes campanas. A ella no le importó—la madera estaba cubriéndole el hombro derecho. Se meció hacia atrás y esperó tener una buena puntería.


Cassie aporreó la madera con el hacha.


El Padre Bosque gritó.


Cassie perdió su agarre. Ella agarró el mango del hacha antes de que cayera. ¡Él estaba despierto! Mientras el Padre Bosque arremetió dentro de la cocina, Cassie macheteó la madera. ¡Deprisa, deprisa, deprisa! Volaron astillas de madera.


Las enredaderas se agitaban. El Padre Bosque gritaba. Ella tiraba de su brazo envuelto. No lo suficiente. Ella picaba mientras las enredaderas serpenteaban alrededor de su cuerpo y por su brazo izquierdo, el que tenía el hacha. Ella luchó contra ellas y bajó el hacha con fuerza. La madera se astilló. La luz del sol entró a través de las grietas. Ella movió la mano derecha libre.

La enredadera le apretó el codo izquierdo. Cassie gritó mientras sus músculos se convulsionaban. Se le abrió la mano. El hacha cayó. Golpeó el suelo. Ella se zambulló hacia ésta. La enredadera la chasqueó en la espalda.


Ella giró en el aire.


"Puedo sentirla sangrar," dijo el Padre Bosque en voz baja. Cassie se estremeció. La enredadera se le enroscó en las piernas. Ella colgaba, girando suavemente, observando al Padre Bosque acariciar las marcas de hacha. "¿Cómo pudiste? ¿No tienes corazón?"


Odiándolo, no dijo nada.


Él le ordenó a las enredaderas tragar sus suministros.


* * * * *

A través de las persianas de cocina, Cassie pudo oírlo arrullar a sus helechos. Ella quería arañar las ventanas. El hecho de que él no hubiera encontrado necesario envolverla como capullo en enredaderas esta vez, sólo acentuaba lo muy atrapada que estaba. Ella se paseó por toda la longitud de la cocina. La madera era caliente bajo sus pies descalzos, como recordándole que estaba viva, como si fuera probable que ella lo olvidara. Las enredaderas habían absorbido su mochila, mukluks y todo, como una ameba. No era probable que ella fuera a olvidar eso. ¿Cómo se suponía que escapara de una prisión viviente cuando un ser mágico era el carcelero y no tenía ni equipo ni suministros?


En busca de su mochila, revisó los armarios y cajones de la cocina, la sala de estar, los dos dormitorios y el baño. Pero los cajones no se movieron, y los gabinetes se comportaron como si fueran de madera maciza. La casa entera parecía tallada en un solo árbol. Todo—muebles, mobiliario, paredes—crecían del suelo. Ella regresó a la cocina. Tenía que haber algo aquí que pudiera ayudarla.


Cassie jaló de un gabinete bajo el fregadero de la cocina, y para su sorpresa, se abrió. Lanzó una mirada rápida a las enredaderas (las enredaderas estaban durmiendo como cuerdas en espiral) y a las persianas (El Padre Bosque estaba justo en el exterior, tarareando una giga irlandesa). Ella se arrodilló y miró en el gabinete.


El gabinete tenía productos de limpieza. Se le hundió el corazón. “Sutil," le dijo a las persianas. Él debe haber sabido que revisaría la casa. Él había querido que ella encontrara esto.

Cassie sacó todo lo del gabinete, en caso de, milagrosamente, encontrar algo útil. Lo vació de desinfectante, brillo para pisos, anti bactericida…hasta que todo lo que quedó fue la tubería del fregadero. Le parecía extraño que la casa tuviera plomería ordinaria y que ese poderoso munaqsri poseyera productos de limpieza diaria. ¿No podía ser hecho mediante la magia? ¿Quizás el no prefería hacerlo de esa manera?


Cassie sacudió la cabeza. Por pensar que había llegado a un punto donde las tuberías y el desinfectante la sorprendieran más que a la magia. Recordó de nuevo la primera vez que había conocido a Oso—ella había cerrado los ojos con fuerza. No pienses en eso, se dijo. Concéntrate en escapar. Se echó hacia atrás sobre sus talones, considerando el gabinete. No veía ni una sola grieta lo suficientemente grande como para perder un clip de papel, mucho menos una mochila. Tendría que escapar como estaba, descalza y sin sus suministros. Papá le ayudaría. Él la había preparado para esto. Le había enseñado a buscar comida—podría comer bayas, huevos de ave, y corteza. Haría todo lo posible para evitar la giardia, la disentería, y otros juegos de la Madre Naturaleza. Bebería de las corrientes de agua. Pero primero tenía que escapar de esta casa.


Cassie se puso de pie y miró a su alrededor. La única parte de la casa de campo que no había explorado por sí misma eran las enredaderas mismas. Reuniendo valor, les dio un codazo a las enredaderas. Eran tan inertes como una planta normal. Agarró uno de los extremos entre el pulgar y el dedo índice y lo sostuvo a distancia de un brazo. Colgaban tan flácidas como una manguera de jardín. Con mayor coraje, las desenrolló. Las recorrió de nuevo a donde comenzaban.


La enredadera había crecido desde el suelo, paredes y techo. Ella las extendió por la habitación hasta el otro lado de la estufa. No había lugar donde las enredaderas no pudieran llegar. Mientras estuviera confinada en el interior, nunca lograría pasar más allá de ellas—o del pomo de la puerta.


Tenía que regresar al plan original: Calmar al Padre Bosque con complacencia y convencerlo de que confíe en ella lo suficiente como para dejarla salir. Desde allí… miró a través de las persianas hacia los árboles más allá de la valla. Si pudiera dejar atrás a las enredaderas, podría desaparecer entre los árboles.


Sin embargo, podría tomar semanas antes de que él confiara en ella lo suficiente. O meses. No quería pensar en la posibilidad de nunca.


Podía hacer esto, se dijo. No era como si tuviera miedo del trabajo. Se arrodilló de nuevo junto al fregadero de la cocina, abrió un paquete de esponjas, y comenzó a fregar el suelo de la cocina.

Después de tres horas, sus rodillas, espalda y hombros le dolían. Estaba sudando, y sentía el estómago un horno. Cassie se incorporó y se frotó el cuello. Miró a su alrededor. Por alguna razón, la cocina parecía más grande mientras que fregaba.


Tenía que ser paciente, se dijo. Tenía que ser más paciente de lo que había sido mientras seguía osos polares. Tenía que acercarse sigilosamente a su libertad. Mientras agarraba la esponja y dejaba reluciente (con esencia de pino, por supuesto) la sala de estar, pensó en su madre sobreviviendo durante años en el castillo troll. Desearía haberle preguntado más al respecto. Deseaba haber hablado más con ella en general, acerca de cosas reales, cosas con "sentimientos", en lugar de las conversaciones que había tenido acerca de las minucias de la estación. Se prometió a si misma corregir eso algún día—si alguna vez lograba salir de aquí. Cautelosamente, Cassie se echó de nuevo sobre sus manos y rodillas. Hizo una mueca cuando le dieron puntadas en la espalda.


Padre Bosque merodeaba en la puerta. "Buena chica," dijo él.

FIN DEL CAPITULO.

Traducido por Clo.

viernes, 19 de noviembre de 2010

ICE CAPITULO 23

Capitulo 23

Latitud 63 ° 54 '53 "N
Longitud 125 ° 24 '07 "W
Altitud 1.301 metros

¡Ow, Ow, Ow." Cassie se despegó la ropa de la piel—calzoncillos largos pegados a ella con suciedad y sudor se seco. Se sentía como quitarse una curita. Hizo una mueca hacia sí misma. Tenía hilos de sangre de mil raspaduras, y estaba rayas, y estaba manchada con moretones púrpuras y amarillos. Qué bonito. Prendió la ducha, y el agua se derramó a través de una grieta y luego fue canalizada entre las raíces del suelo. Se estremeció cuando se agachó bajo el chorro.
El barro goteaba por las piernas de Cassie, y el desagüe se transformó en un Mississippi marrón. El Padre Bosque le había dicho que encontraría ropa limpia en el armario del baño, por lo que enjuagó sus calzoncillos largos y su ropa interior de seda. Aun considerando el té noqueador, el cual (tenía que admitir) había proporcionado el sueño que tanto necesitaba, él estaba demostrando ser un anfitrión generoso. Se sentía como un huésped de hotel, o lo que se imaginaba sería una huésped de hotel—nunca había sido una. Cassie se exfolió la piel con un jabón con olor a pino. Wow, ¡extrañaba estar limpia! Se frotó el pelo. Montones de hierba cayeron sobre el suelo de la ducha. Se dio cuenta que una era alga.
Se sacudió el pelo y salpicó las paredes. El Padre Bosque debería ser nominado para la santidad, pensó. Ella finalmente se sentía humana de nuevo. Lo primero que le pediría a Oso cuando todo esto haya terminado sería re esculpir el cuarto de baño. Se imaginaba a sí misma y a Oso reconstruyendo el castillo lado a lado.
Gloriándose en su ensoñación y en el agua, Cassie se estiró. Y sintió un aleteo en el estómago.
Sus manos volaron a su estómago curvado. Sintió un segundo revoloteo. Eran como alas dentro de su abdomen. Cassie agarró la pared de la ducha cuando le cedieron las rodillas.
Oh, no. No, no. ¿Cómo podía tener un bebé? Se acurrucó contra la pared de corteza de la ducha. Tenía el pelo pegado a la piel mientras el agua fluía por ella. ¡No estaba lista para ser madre!
Había evitado tan hábilmente pensar en ello demasiado. Pero el bebé no la estaba esperando para adaptarse a la idea. Cada día, marchaba más cerca de su nacimiento.
Se obligó a tomar una respiración profunda. Tenía que mantener la calma. Oso la ayudaría. Ella no iba a estar sola. Él sabría qué hacer con un bebé—un bebé munaqsri. Una vez que ella y Oso estuvieran juntos de nuevo, podrían enfrentarse a esto.
Cassie se puso de pie y se secó con una toalla hecha de tejido de helechos. Se deshizo sobre su piel. Todo lo que tenía que hacer era encontrar a Oso a tiempo y todo estaría bien. Con la ayuda de Padre Bosque, todo estaría bien.
Cassie sacó la ropa del armario y la ropa se desarrolló en un vestido con una blusa de hoja verde y una falda marrón de corteza sin forma. La ropa interior de algodón cayó en el piso. Ella se quedó mirando el vestido. Nadie que iba a viajar a través de un bosque boreal llevaría un vestido. Cassie rebuscó el gabinete por otras opciones. Sólo encontró zapatillas como de muñeca. Las zapatillas eran peores que el vestido—se harían en el bosque. ¿Qué estaba pensando el Padre Bosque?
Cassie echó un vistazo a la ropa mojada, ahora colgando de un toallero de ramas. No tenía muchas opciones. Si no quería estar desnuda, tendría que usar el vestido. Se lo puso y frunció el ceño para sí misma. "Ridículo," dijo.
Se puso sus viejas mukluks y encontró afuera al Padre Bosque, con la cintura profunda en los helechos. Él levantó la cabeza cuando ella caminó sobre una piedra cantante. Él le sonrió. "¿Dormiste bien?"
"Completamente descansada y lista para ir," anunció. "Gracias por la hospitalidad." Ella decidió no decir una palabra sobre el vestido. Probablemente era todo lo que él tenía. Los pantalones de gñomo de él habrían sido calzones de media pierna en ella. No debería ser ingrata después de todo lo que estaba haciendo por ella y por Oso.
Él arrugó la cara como una ciruela pasa. "¡Ahora no!"
Ella sintió el movimiento del bebé, no quería esperar un minuto más. "¿Por qué no?"
El Padre Bosque movió la mano hacia el patio de las frondas. "Los helechos están listos para sembrar."
¿Ella estaba esperando por los helechos? No había cruzado todo el Ártico que se retrasarse por helechos. "Oso está esperándome," dijo.
"Los helechos no pueden esperar," dijo él.
Apretando los dientes, se recordó a si misma que él la había alimentado y vestido. Un poco de trabajo en el jardín era un trueque justo. “Bien,” dijo a través de sus dientes. "Déjame ayudarte."
Él sonrió arrugando los ojos como Santa Claus. Arrodillándose, él demostró cómo arrancar las semillas de la parte inferior de los helechos, dispersarlas por el patio, y alisar las agujas de pino sobre ellas. Él actuaba como un niño mostrando un juguete nuevo. "La gravedad y el viento harán eso, ya sabes," dijo Cassie.
"Eres tan inocente," dijo él con cariño. "Es realmente encantador."
Ella frunció el ceño. "Después de los helechos, vamos a Oso." Inclinándose sobre los helechos, ella raspó las semillas con las uñas cortas. Ella las arrojó en las parcelas abiertas.
"Bien, bien," dijo él, mirándola.
Es tan inútil como desplumar las hojas de otoño. Cassie raspaba y echada, raspaba y arrojaba, tan rápido como podía. Oso la estaba esperando. Ella lo imaginaba caminando de ida y vuelta en una jaula, mientras que los trolls lo empujaban y se echaban a reír. Odiaba la idea de él atrapado e indefenso. Ella raspó tan rápido que destrozó las hojas tiernas.
Silbando para sí mismo, el Padre Bosque se inclinó despacio sobre los helechos, recogió las semillas una por una, examinó cada una de ellas en el ángulo bajo la luz del sol, consideró el patio entero, y colocó las semillas individualmente en el suelo. Cassie quería sacudirlo. Se tuvo que morder el labio para evitar gritarle que se moviera.
Cassie trabajó en la hora del almuerzo y cena. El Padre Bosque iba y venía, tambaleándose para hacer negocios munaqsri (o, pensó ella, rascarse los codos durante una hora o dos). Ella enderezó la espalda, haciendo una mueca, mientras él olía las rosas que se enroscaban alrededor de las ventanas de la casa. Él quitó los pétalos hasta que las rosas estuvieron en plena floración. El viejo, decidió ella, era un kinnaq, un lunático. Pero siempre y cuando la llevara hasta Oso, no le importaba. Ella terminó con los helechos. "Ahora ¿podemos ir?"
El Padre Bosque disponía los pétalos como un artista. "¿Todas las semillas?"
Ella estudió el patio. "Sí".
Él hizo un gesto hacia el bosque. "¿Y eso?"
Cassie miró por encima del hombro a la extensión de los bosques boreales más allá de la valla. "Tienes que estar bromeando."
* * * * *
Él la dejó mirando hacia el bosque.
Cassie sintió que el bebé se movía de nuevo dentro de ella, y automáticamente se colocó las manos sobre el estómago. Si cooperaba, este kinnaq la ayudaría a encontrar a Oso. Sedna había dicho que él la ayudaría. Incluso la lechuza había dicho que podía confiar en él para hacer lo que fuera mejor.
Por primera vez, se preguntó exactamente que significaba “lo mejor".
Se volvió de nuevo hacia la casa. Silenciosa y tranquila, parecía una pintura. La perenne luz ámbar del sol calentaba el techo. No quería pasar otra noche sin Oso. El Padre Bosque simplemente tendría que entender.
Ella entró en la casa y través de la cocina. Lo encontró descansando en una mecedora de madera en la sala de estar. Levantó la vista cuando ella entró. "¿Ya terminaste?"
"Quiero que mi marido de vuelta," dijo.
"Y yo quiero que mi té," dijo él. "Vamos, Toma el té conmigo, y hablaremos." Él se tambaleó hacia dentro de la cocina y fue a traer el hervidor de agua.
"Oso necesita que lo rescaten," dijo ella tan calmadamente como pudo. Rescatar a Oso era más importante que el té o los helechos o las duchas o el sueño. Rescatar a Oso era más importante que cualquier otra cosa en el mundo. Ella siguió al Padre Bosque dentro de la cocina. "No es que no aprecie tu hospitalidad, pero cada segundo que esté Oso en ese castillo troll es un segundo demasiado largo. Por favor, trata de entender."
Él sirvió dos tazas de té. "¿No vas a querer un poco?"
Quería gritar de frustración. En cambio, apretó los dientes y trató de sonreír. "Si no supiera mejor, pensaría que me estás demorando a propósito."
Se reacomodó hacia una silla de raiz y se sentó. Sin mirarla, revolvió el té. "No puedes viajar con ese niño dentro tuyo. Es correr demasiado riesgo."
Cassie se quedó congelada. Tenía que haber oído mal. "¿Perdón?"
"Siento decepcionarte."
Abrió y cerró la boca dos veces antes de decir, "no entiendo. Tienes que ayudarme. Se suponía que me ayudaras. La sirena dijo. . . Munaqsri se supone que es bueno. Se supone que debes hacer lo mejor."
"Quiero lo que es mejor. No se te puede permitir que arriesgues un futuro cuidador.” Situado en la silla de raíz con los pies colgando sobre el suelo, parecía un niño arrugado.
Ella apretó los puños. "No me importan los riesgos. ¡Tengo que intentarlo!" Su padre no lo había intentado, y miren lo que había sucedido: Ella había crecido sin una madre, y Gail gritaba por las noches.
Las arrugas de él se oscurecieron. "No es seguro. . . . "
"Oso necesita que haga esto." Ella se fue hacia la habitación de invitados y regresó con su mochila. "Necesito hacer esto." Esto no estaba abierto al debate.
Con los huesos crujiendo, el Padre Bosque se puso de pie. “Lo siento, pero tengo que insistir."
"¿Tú y qué ejército?" Ella marchó hacia la puerta.
Con voz tranquila y triste, él dijo, "No necesito un ejército." Sacudiendo su muñeca, Ordenó a las paredes. Los brotes germinaron hacia ella y le lastimaron alrededor de las muñecas. Cassie gritó. Las viñas se apretaron alrededor de sus brazos y en espiral hasta las axilas. Envolviéndose alrededor de su pecho, la levantaron del suelo. Ella pateó, y sus pies corrieron en el aire libre. Ella giró en las vides. "¡Libérame!"
"Por supuesto que lo haré," dijo, "tan pronto como entiendas que debes quedarte hasta que nazca el bebé. Tu hijo es necesario." Su voz era tan tranquila que la dejó helada. "El mundo está falto de munaqsri y los munaqsri hacen funcionar el mundo. Por favor, trata de entender. Es lo mejor."
Cassie luchó, pero la vid la mantenía en su lugar como un espantapájaros—con los brazos hacia fuera y los pies colgando. Tenía la cabeza entre las vigas. "¡No puedes hacer esto! ¡No puedes retenerme aquí!"
Fue a buscar su té. "Tan pronto como te comprometas a comportarte, puedes bajar." Él se acercó a la puerta.
"¿A dónde vas?" Ella se retorció para verlo abrir la puerta. "¡Vuelve aquí! ¡No me dejes así!" Ella pateó el aire.
Bebiendo su té, salió por la puerta y la cerró detrás de él.
Pedaleando en vano, ella giró en el aire. "¡Vuelve aquí!"
Ella oyó la la última piedra cantante, el crujido de la puerta, y él se había ido al bosque. Bombeando las piernas, trató de bambolearse. Era capaz de remover las vides. Se tambaleó hacia atrás y adelante, cada vez con mayor impulso.
Sintiendo el movimiento, las vides se acortaron. Su cabeza chocó contra el techo. Maldijo. Sedna, el ratón, la lechuza, el álamo temblón. . . ¿Habían sabido que el Padre Bosque querría encarcelarla? ¿La habían engañado deliberadamente, o ella había entendido mal voluntariamente?
Cassie clavó las garras a las. Ellas apretaban sus muñecas. Ella tuvo que detenerse mientras ellas la dejaban sin circulación. Flotaba en el aire, jadeando. ¡Oh, Oso, encontraré una manera!
Colgando del techo con vida, giró en un círculo perezoso.
* * * * *
Cassie oyó al Padre Bosque hervir su té matutino. Ella no levantó la cabeza. "Necesitas bajarme para ir al baño," dijo ella.
"Los pájaros y las ardillas no utilizar los baños. Tú no me perturbarás." Él sirvió el té de la tetera. El sonido lo hacía peor.
Ella apretó las piernas juntas.
Las viñas se retorcieron alrededor de sus piernas, trabándoselas con fuerza. "A menos que,” dijo él esperanzado, "¿hayas decidido quedarte?"
Esforzándose contra de la vid, lo maldijo hasta que se quedó sin palabras.
"Ese tipo de lenguaje para un niño," dijo él suavemente, y luego salió de la casa.
Después de unos minutos, Cassie tuvo que dejar de luchar. Le dolía demasiado. Sus brazos jalaban en sus articulaciones, y se sentía como si estuviera siendo crucificada. Las lágrimas brotaron de sus ojos, pero ella las parpadeó para adentro. No le daría la satisfacción. Él no podría vencerla. Nada podría vencerla— ni el hielo, ni el mar, ni la tundra, ni este maldito bosque.Ella arrastró los dedos a través de la vid. En respuesta, las vides se dividieron y la lastimaron alrededor de sus dedos, paralizando su mano. Se retorció, y las vides se engrosaron a su alrededor. "Oh, Dios,” murmuró. El pánico empezaba a subir—no podía evitarlo. Ella se agitó en contra. Pero más vides se apilaron en la parte superior de las cepas iniciales. Ella estaba encapullada desde el cuello hacia abajo con la corteza.


Ella escucho la última piedra cantar con el chirrido del puente. El estaba ausente dentro del bosque, moviendo sus piernas. Ella intento moverse, no era capaz de mover la enredadera, se meció de atrás hacia adelante intensificando el momento.Sintiendo movimiento las enredaderas se empequeñecieron, y su cabeza choco contra el techo y lanza una maldición.Sedna el lemming, el búho, el álamo ¿la habían engañado deliberadamente, o ella deliberadamente había malinterpretado?Cassie araño a las enredaderas y estas apretaron sus muñecas. Tuvo que detenerse porque le cortaban la circulación. Estaba colgada del aire, jadeando. ¡Oh oso encontrare la manera! Colgando del techo viviente ella se balanceó en un circulo perezoso.Cassie oyó al padre bosque servir su te de la mañana, no levanto su cabeza “necesitas dejarme bajar al baño” dijo ella “Los pájaros y las ardillas no van al baño, no me molestaras” dijo, y se sirvió te, el sonido lo hizo empeorar.Ella junto las piernas. Las enredaderas se juntaron alrededor de sus piernas, haciéndolo doloroso, cerrándolas con fuerza. “A menos” dijo el lleno de esperanzas “Has decidido quedarte?”Luchando contra las enredaderas ella lo insulto hasta quedarse sin palabras.“Vaya lenguaje para una niña” dijo él con amargura, y dejo el lugar.Después de unos minutos, Cassie tuvo que parar la lucha, le dolía demasiado. Sus brazos se abrieron hacia atrás, sintió como si estuviera siendo crucificada.Lagrimas brotaron de sus ojos, pero con un parpadeo las hecho hacia atrás. No le daría la satisfacción de verla llorar. El no podía ganarle. Nada podía ganarle, ni el hielo, ni el mar, ni la tundra, ni este maldito bosque. Deslizo los dedos atreves de las enredaderas. Respondieron las enredaderas hirieron sus dedos, paralizando su mano. Ella se retorció, las enredaderas se comprimieron alrededor de ella “oh dios” murmuro, el pánico comenzó a invadirla, no pudo evitarlo. Se las sacudió pero más enredaderas se apilaron arriba de las enredaderas iniciales. Ella parecía un capullo del cuello hacia abajo. Con la corteza=Pronto seria tragada del todo, como había estado en su bolsa de dormir en la tormenta. El pánico comenzó a burbujear en su garganta “no puedo hacerlo” murmuró “no puedo, no puedo”.Podría aceptar todo menos esto; atrapada, indefensa, y no tenía el control de su cuerpo.Respiro profundamente tratando de disminuir el temor. Sus costillas atrapadas contra la madera, respiro nuevamente y las enredaderas respondieron sacándole el aire. No pudo evitar rogar “por favor no aplasten”. Las enredaderas aflojaron un centímetro y ella respiro levemente.Se recordó que todavía podía pensar y hablar, no habían podido llegar a su mente, ni a su lengua.S estremeció con la imagen de enredaderas envolviendo su lengua. Su estremecimiento fue reducido a un pequeño estremecimiento, por el capullo. No sabía que el Padre Bosque tenía este tipo de poder. Tendría que haberlo sabido. Oso lo tenía también, pero no lo habría usado como él, cuando ella había querido irse, el la había dejado marchar. Solo había usado su poder en ella una vez sin su consentimiento.Por enésima vez repitió la conversación n su cabeza. El había alegado un malentendido , le había dicho que una vez había deseado, que cuando supiera que importante era un niño munaqsri se sentiría tan feliz como él era. Pero ahora que había visto personalmente como los otros munaqsri reaccionaron a su bebe, finalmente creyó que él no había deseado engañarla o traicionarla. El pudo haberse engañado a sí mismo, pero a ella o había querido hacerle daño.Nueve horas más tarde oyó el murmullo de las piedras. Su capullo tan grueso como tres cuerpos, la puso en una posición en la que su espalda quedaba contra la puerta. Vio la luz del sol derramarse por el suelo, conforme se abría la puerta , detrás de ella, “ ¿Padre Bosque?” “ ¿ si mi niña como estas?” Cassie estaba sudando dentro de su armazón de madera, las costillas le dolían, la vejiga la punzaba y le picaba la piel. ¿¡y él tuvo el descaro de preguntarle cómo estaba?¡ ¿ cómo se atrevía a llamarla mi niña, como un sacerdote benévolo? Ella no era una niña, ni mucho menos suya.“necesitas dejarme ir”. El cerró la puerta y con ella la luz del sol “Lo siento”. Dijo “Pero no me das mucho de donde elegir”. Ella escucho el movimiento de sus pies pero no pudo verlo. Con el cuello paralizado ella quedo de frente a un gabinete.“Estas cometiendo un error”. Dijo ella. El padre bosque entro cojeando y puso una olla en la estufa “ Eres imprudente, los jóvenes a veces los son, mientras tanto corresponde a los mayores asegurarse que tu comportamiento egoísta no cause daño permanente, arriesgaste la vida de in munaqsri y eso no puede permitirse”. Oso es un munaqsri ¿Por qué alguien no entendería eso?Ella estaba de su lado tratando de ayudar a uno de los suyos. Lucho por mantener tranquila y neutral “Si me mantienes aquí condenaras a los osos polares”. Le dijo, y vio pena en su rostro “El oso se ha ido”. Dijo el gentilmente “Se que es difícil para ti aceptarlo, pero el esta mas allá del mundo. El esta como muerto.”“¡El no está muerto!” grito Cassie y las enredaderas apretaron.“Tienes que pensar en el bebe ahora, y los osos polares están en extinción de cualquier forma “Dijo el “Debes aceptar su perdida”. “No lo hare, el no está muerto”. Muerto, nunca. Cassie no podía pensar. Porque no era verdad. El era un prisionero a la espera de ser liberado como su madre años atrás. “un rico estofado te hará sentir mejor. Zanahorias, papas, cebollas.” Dijo y saco vegetales de un gabinete. “Tomates. Si realmente lo amas lo dejaras ir.” “El me lo prometió.” Respondió “Hasta que mi alma deje mi cuerpo”. Un munaqsri no podía romper una promesa ¿verdad? A menos que se opusiera otra promesa.Cassie recordó la historia de Gram: La Hija de Viento del Norte, había opuesto la promesa de su padre con la propia.Sintió desesperación apretándose alrededor suyo, más fuerte que la enredaderas.El padre Bosque pelo y corto en rodajas los vegetales y luego los agrego a la olla “¿Es eso lo que tu oso querría?, ¿Qué buscaras tu muerte y la de tu hijo? Nadie ha estado nunca al este del solo, ni al oeste de la luna.” “No es verdad” Dijo ella. Gail había ido ahí en El Viento del Norte… Cassie se maldijo a sí misma. Debería haber ido al Viento del Norte. El podría habela llevado con su oso. Estúpida idiota. Ahora tenía un plan, ahora, cuando estaba atada como una liebre atrapada.“No mi niña cualquer intento de llagar a castillo esta condenado a fallar. Lo mejor es que te quedes aquí, eso es lo que Oso hubiera querido. Prométeme que no lo intentaras” “El no lo dijo enserio. Si me quieres, déjame ir. El no quiere ser un prisionero de los duendes. ¡Quiere estar conmigo!”. Dijo y se sorprendió de la fuerza de su convicción. Cuando el la hizo aljarse Ella creyó que él la amaba. La realidad le quito el aliento.“Algunas veces suceden cosa malas a personas buenas”.El padre Bosque coloco el estofado en un tazón. Se lo llevo a Cassie y ordeno al piso levantarse para que su cara quedara de frente al tazón de estofado. El olor del tazón lleno su cabeza. Traicionandola su estomago grito. “Todo saldrá para bien”. Dijo el Padre Bosque. “Ya lo veras”. Dijo y le llevo una cucharada a los labios. “Abre la boca. Necesitas mantener tu fuerza”. Dijo. Y la boca se le lleno de saliva. “Vamos”. Dijo él. “Por el bebé”. Y Cassie le escupió en la cara.El Padre Bosque limpio sus ojos. “Niña tonta, esto es por tu propio bien.” “Espero que tengas un incendio forestal.” Dijo ella. No le dejaría ver su miedo.“Te quedaras a aquí hasta que entiendas.” Y con un movimiento de la mano el piso bajo, las enredaderas le dieron un tirón de los brazos. Y ella reprimió un grito. Él le dio la espalda y vacio su estofado de vuelta a la olla.Las lágrimas le picaban los ojos, mientras los brazos le dolían. Parpadeo, limpiando sus ojos.“Algún día”. Dijo él. “Me darás las Gracias”. Y se fue dejándola sola.

Cassie se empapo a si misma durante la noche, iluminada por el sol. Ella sintió el calor correr por sus muslos hasta el fondo de sus rodillas, donde las enredaderas eran un anillo apretado. Cerró fuertemente los ojos y trató de pensar en nada, que tuviera que ver en donde ahora estaba. Pensó en la estación. En papá, en la abuela, Max. . . Ella siempre asumió que si tenía un hijo, ellos estarían ahí con ella. Ella se imagino a si misma como una niña pequeña, rodeada por científicos y motos de nieve. Ella había tenido tanta suerte.
Por la mañana, mientras observaba al Padre Bosque en la cocina, se concentro en el desayuno. Ella esperaba que sus huevos supieran a orina. Pero cuando el los trajo, se los comió.

"Tenemos a una buena chica", dijo él. El vertió el agua en su boca. La mayor parte se derramo por el cuello y esta se filtro entre las enredaderas.

"¿Estás dispuesta a cooperar?"
"No quiero morir de hambre antes de rescatar a Oso", dijo.
Él frunció el ceño. "Quizás otro día, sientas diferente."
"No cuente con ello."
El la dejó otra vez, y ella colgó del techo por el resto del día. Era difícil, más difícil de lo que ella nunca hubiese imaginado, no hay que desesperarse. Pensó en su madre, presa por los trolls durante dieciocho años. No es de extrañar que Gail tuviera pesadillas. Lo maravilloso era que había sobrevivido tan sana como ella era.
El Padre Bosque regresó por la noche. Escucho la puerta abrirse detrás de ella. No podía moverse para verlo.
"Usted es malvado", dijo rotundamente."No es cierto, mi niña. Tengo tus intereses en el corazón. "

Con una orden, las enredaderas se aflojaron. Cassie se desplomó al suelo. Su mejilla presionaba contra la madera. Trató de recordar cómo hacer trabajar sus músculos. Escucho al munaqsri arrodillarse a su lado.

"Me duele verte así", dijo.

"Por favor, se prudente. Coopera y Tu estancia aquí será agradable. Tu serás mi invitada."


Con los brazos temblando, ella se elevó. Ella apestaba y sus muslos se sentían pegajosos. La sangre entro precipitadamente en sus entumecidos dedos. Sus ojos se encontraron con el padre del Bosque.
El tenía lágrimas en los ojos. "No soy un hombre cruel", dijo.

"Todo lo que quiero es lo mejor para ti y tu bebé. Por favor, no pelees conmigo. Yo no soy tu enemigo. "
Como una ráfaga, Cassie se lanzo a la puerta. Sus piernas le fallaron. Ella se tiró hacia la puerta, y luego las enredaderas le golpearon la espalda, como un perro con una correa. Ella se dejó caer al suelo.
Las enredaderas la azotaron al suelo. Chasqueando la lengua, el padre Bosque dijo:

"Entonces será otro día mas." Pasó por encima de ella y escucho la puerta del dormitorio abrirse para luego cerrarse.
Sola, atada al suelo, miraba las sombras moverse y cruzarse por el suelo.

"Oh, oso,-susurró”

¿Cómo iba a rescatarlo ahora? ¿Quién la rescataría a ella? Si pasaba otro día mas con estas enredaderas, pensó que iba a perder la razón. Ella podría haber soportado cualquier otra cosa, cualquier otro dolor, cualquier otro desafío, pero no de esta horrible impotencia.

"Lo siento".
Ella tenía que liberase de las enredaderas.Una pequeña voz dentro de ella murmuraba que una vez que ella estuviera libre, podía ganarse la confianza de Padre del Bosque, tranquilizarlo y complaciéndolo para luego escapar, cuando menos lo esperaba. Trató de convencer a sí misma que esto era un plan, no una excusa.
Sentía como si estuviera traicionando a su esposo, traicionando a su padre, y sobre todo, traicionando a su madre. De solo pensar en ello la hizo sentirse enferma .Pero le dolían las articulaciones y sus músculos quemaban.
Escucho al Padre Bosque entrar en la cocina. Pasó por encima de ella para poner la tetera sobre la estufa.“Bien”. Ella gruñó. "Tu ganas".
El sonrió como un personaje de dibujos animados. "Liberadla".
Las enredaderas se apartaron y esta vez, Cassie no corrió. Se quedó en silencio en el suelo, diciéndose que esto era parte del plan, pero sentía ganas de llorar.


Fin del Capitulo


Traducido x Clo y Rania.


CHICAS MIL DISCULPAS X LA DEMORA CLO ME DIJO Q EL CAPI ERA RELARGO Y ME PIDIO AYUDITA, ELLA ME PASO SU PARTE Q ES DEL INICIO Y LA MAS LARGA LO HIZO CON DIAS D ANTICIPACION LA Q C TARDO FUI YO... U.U SORRY PLEASE...


jueves, 11 de noviembre de 2010

ICE CAPITULO 22


Latitud 64 ° 04 '50 "N

Longitud 124 ° 56 '02 "O

Altitud 1.281 metros


Ella seria encontrada por un guía, el roedor lo había dicho antes de dejarla, pero Cassie
no veía nada parecido a un guía. Ella estaba sola al pie de una colina. Abetos de poca altura, y un bosque de álamos bloqueado su vista del cielo. El aire crujía con los pájaros y tenía un ligero sabor a hojas.
“¿Hola?” llamó. Se preguntó qué clase de criatura se supone que se encontraria por aquí. Roedores? Pájaros? Mosquitos?

Uno de los álamos a mitad de camino hacia la colina comenzó a temblar. Los Álamos al norte temblaron con un soplo del viento. Recordó una de las lecciones de papá:
Populus tremuloides, se les llamaba o Alamos Temblorosos. Pero éste era el único árbol en el bosque que se movía. Ella camino hasta el. Su tronco era tan grueso como su brazo, con corteza de color verde pálido. Sus ramas delgadas sobresalían en intervalos desiguales. Se estremeció más duro, como si se tratara de hacer la danza del vientre. Y de pronto este se echó a reír. O, más exactamente, una chica que reposaba en las ramas del árbol se echó a reír. Cassie entrecerró los ojos, el sol estaba directamente detrás del árbol y, curiosamente, hizo que la chica adquiriera un tono verdoso.

“Holaaa” Dijo la chica. Se lanzo de las ramas y aterrizó suavemente en el suelo.
“Yo soy el álamo”.

Cassie parpadeó. Ella era verde. Su piel parecía como las hojas en capas, y sus cabellos parecían ramitas.
"Tú eres el álamo munaqsri?"

“Sí” dijo la chica. Su voz era aguda, como un alegre silbido.

"Eres un árbol", dijo Cassie.

Una vez más, la verde chica se echó a reír. "¡Sí!"

Cassie decidió que había visto cosas más extrañas que esto. O tal vez no. Trató de imaginarse describiendo esta criatura a Owen y Max. Ellos nunca le habían creído. Si Cassie volvía a la estación ahora, tal vez ella y su madre tendrían algo de qué hablar.

Siguiendo al Álamo, Cassie subió a la cima de la colina, la vista desterró todos los demás pensamientos. Todo lo que Cassie podía hacer era mirar.
"Wow", ella susurro. Era magnífico.
A lo lejos, podía ver las montañas Mackenzie. De un morado oscuro con franjas de color blanco glaciar, las montañas coronaban el horizonte. Max siempre había querido volar su avioneta Twin Otter en esas montañas. Ahora ella entendía por qué. Los ríos pasaban por las colinas. Vio enormes rocas con forma de caras.
Y el verde. . . oh, el verde. Espesos y altos abetos, dominaban el paisaje de cientos de kilómetros entre ella y las colinas. El pino Tamarack era verde pálido y las espinas delgadas de los álamos se destacaban como luces contra los abetos verdes.

"El Padre Bosque se encuentra dentro del bosque boreal”, dijo la chica árbol.
"Montaremos a caballo hasta ahí. "

"Vamos a qué?" Cassie le preguntó.

Parecía ignorarla, el álamo siguió diciendo. "Me gustan esos", dijo. Estaba apuntando a un caribú cercano, un macho joven. Este estaba de espaldas. Él había perdido la mayor parte de su abrigo de invierno, y los restos colgaban como trapos sobre su cuello y su amplia espalda. Bajó la cabeza en un matorral y golpeó su cornamenta contra las ramas. Sonaba como una docena de tambores, este ahogo los chirridos de las aves.

Cuando acabo, levantó la cabeza. Sus cuernos estaban teñidos de rojo. Cassie podía oír las alondras de nuevo. La chica árbol corrió a su lado, tan rápido con un aspecto borroso. Sonriendo, Cassie la siguió. Esto fue incluso mejor que viajar con roedor.

La chica álamo saltó sobre la espalda del caribú y le hizo señas a Cassie. Se cogió de la melena del caribú, Cassie se tiró de su espalda. La longitud de esta la obligó a inclinarse hacia su cuello. Sus vértebras pegadas en sus piernas.

"¡Corre!" Ordenó El álamo.

Él se echó a galopar, y dispersó a los otros caribúes. Sus tendones se presionaron, como bandas de goma. Cassie rebotó en su espalda cuando aceleró bajo el poder del Álamo.
Ella sintió el momento exacto en que salió del bosque frio y entró en el bosque boreal: La luz cambió. Las sombras los rodeaban como conos bloqueado el sol. El caribú pasó por encima de agujas que crujían, y saltó por encima de los árboles caídos. Los Abetos eran franjas de color verde oscuro salpicados por un claro flash. Al final, se encontraba el Padre Bosque!

El álamo gritó una orden, y el caribú se detuvo. Cassie fue lanzada del de este cuello. "¡Ay!" dijo cayendo sobre Su estómago. Ella se deslizó por detrás de sus prominentes omóplatos.
"¿Por qué lo hiciste. . .” Empezó a preguntar, y luego se detuvo ante lo que era una pintoresca casa de campo situada dentro de los abetos.
Parecía como si fuera parte de ellos. La corteza de los árboles sangraba sobre la madera de las paredes. El techo estaba hecho de piedras cubiertas de musgo. Cassie sonrió, era definitivamente una casa de campo.

"pintoresca". Dijo.

Rosas silvestres cayendo alrededor de la puerta y ventanas. El aire olía a romero y menta. El humo salía rizado de la chimenea. Helechos cubrían el pequeño patio, y amplias piedras habían hecho una ruta de acceso a la puerta. Cassie salió detrás de la espalda del caribú, y este se alejó.

Abriendo una puerta de madera, Cassie pisó la primera piedra. Escucho un timbre
como un coro de pájaros. Pasando por ella la chica árbol saltaba y reía mientras iba por la ruta de acceso. Cada piedra cantaba bajo sus pies. Sonaba como un xilófono que llamaba a un pájaro. Cassie probó con otra piedra. Sonriendo, ella fue por el camino hacia la puerta de la cabaña. Podía oler el pan horneado. Ella inhaló profundamente.

La chica árbol abrió la puerta. Cassie se detuvo en la puerta. Ella entrecerró los ojos, mientras sus pupilas se adaptaban. En el interior, la casa estaba tan oscura, acogedora, y cómoda como una guarida de oso. Le tomó un segundo ajustar sus ojos antes de que ella pudiera ver el ocupante de la cabaña.

El anciano se encontraba doblado y retorcido como un oscuro árbol de abeto. Con una escoba en la mano, se movía alrededor de la pequeña casa barriendo la suciedad en las esquinas y techos. El polvo flotaba en el aire como niebla por la mañana. Murmuró algo para sí mismo.

La chica árbol echó los brazos alrededor de él. Él le dio unas palmaditas en el hombro. "Sí, sí, querida ", dijo. "Pero todo debe ser perfecto para nuestros invitados."

Padre Bosque. Ella Quería gritar o cantar. Oso parecía estar tan cerca que casi podía
sentir su piel bajo sus dedos y oler su aliento. Cassie se aclaró la garganta.
Él junto las manos.
"Nuestra visita!" Todas sus arrugas se movieron al sonreír.

"Por favor, ven, ven". Él miro alrededor de ella mientras se agachaba hacia el interior.

La cocina de la casa de campo estaba llena de alacenas y cajones, todo tallado con imágenes
de conejos y ardillas. Los estantes estaban apilados con platos, tazones y jarras de madera. El fregadero incluso tenía una llave de madera. Lo único de metal era una estufa de hierro forjado y una vieja tetera pasada de moda. Las esquinas de la cocina estaban en las sombras. A través de una puerta abierta Vio una pequeña, y acogedora sala de estar y a través de otra de las tres puertas, ella vislumbró un dormitorio. No era nada como el castillo de Oso con salón de baile, reforzados pasillos, la escalera de caracol, pero a ella le gustaba. Se sentía cálido, seguro y era un bienvenido cambio del hielo y la tundra.
"Usted es el Padre Bosque?"

El viejo asintió con la cabeza. "¿Te gusta?"

Ella adivinó que le hablaba acerca del bosque. "Es hermoso".


Él sonrió. "Tienes que ver la zona del lago Aberdeen. Hay Hermosos abetos blancos. Y las colinas del Pavo real. Son algunos de mis mejores trabajos. Sí, deberías tener un paseo de demostración! Tú debes ver mis arboledas de álamos. Y las orillas del río con los álamos balsámicos. Los ríos no son de mi región, por supuesto, pero, ah. . . las orillas del río! "

"Lo siento, pero…"

"Oh, tienes que ver los sauces! Los matorrales rivereños del sauce! "
No se podía contener a sí mismo, saltaba de un pie a otro. Le recordó a Cassie a un duende de Navidad. O el mismísimo Papá Noel.

"La próxima vez", prometió, y ella le sonrió. Su entusiasmo era contagioso. Era imposible que no le gustara.
"Estoy segura que usted hace un maravilloso trabajo".

"Es una noble vocación." Por un instante, había seriedad en sus ojos.
"Los Munaqsri hacen que el mundo funcione". Y luego fue todo sonrisas. Él
dio unas palmaditas.
"Ven, siéntate", dijo. La guio hacia un rincón vacío, el hombre golpeó el suelo con su escoba. En el lugar que toco, una raíz de árbol creció desde fuera del piso. El la moldeo con tanta facilidad como lo hacía Oso esculpiendo un hielo. Pensó en los muebles de Oso, ahora totalmente destruidos.
Pronto estaría en casa, se dijo a sí misma. El munaqsri del bosque le dio unas palmaditas a la silla hecha de la raíz.
"Por favor, déjame conseguirte algo de comer. Debes estar muerta de hambre. "

Su estómago rugió y él se apresuró a la cocina.
"Gracias, pero no tengo tiempo. Tienes razón. Acerca de los munaqsri, quiero decir. Sin Oso, todas las especies de osos polares se extinguirán en una generación. "

Se paro en la punta de sus pies, miró a su gabinetes. "Tenemos todo tipo de delicias aquí en mi bosque. Hojas Frescas? corazones de piña? "
El Padre bosque lleno una bandeja de bayas y hojas de forma irregular que no eran de esta temporada.

Ella no podía distraerse, no estando tan cerca, aunque el pensamiento de la comida era tentador. Ella no había comido desde ayer. "Me dijeron que podía
ayudarme a llegar al castillo del troll. "

El abrió el horno de hierro, y el olor de pan flotaba por la habitación. Su estomago exclamó. Él sacó un delicioso pan. "Primero descansa. Luego hablaremos acerca del oso polar. "

Pan fresco. Ella se saboreo. ¿Qué daño podía hacer? ¿No sería mejor ir a rescatar a Oso con el estómago lleno? Todo lo que ella sabía, es que estaba a miles de kilómetros del castillo y que iba a necesitar energía. Su urgencia discutió con el hambre, y el hambre había ganado. Cassie se quitó la mochila y la apoyó contra la pared. Se sentó en la silla. Se sentía tan sólida como la madera ordinaria, a pesar de que acababa de crecer de la nada.
El le sirvió una bandeja de pan. Ella se preguntó por qué no había puesto la comida aquí por arte de magia tal como lo había hecho con la silla. Luego, mordió el pan y perdió interés en lo demás en un momento.

El pan sabía a miel. Se fundía en su boca. Ella lo devoró en tres bocados. "Sabe delicioso".
Algunas de las hojas sabían como a lechuga, algunas a menta, y otras sabían a nuez.
"Gracias." Dijo ella.

Él le sonrió con cariño. "Tú eres la esposa del oso. Nosotros nos aremos cargo".

Ella sonrió. El búho tenía razón. Le había dicho a Cassie que podía confiar en él.
Ella no tenía nada de qué preocuparse. Gracias a Sedna, el
roedor y el álamo, ella y oso estarían en casa pronto.
"¿Qué tan lejos está el
castillo? ", preguntó ella mientras terminaba su comida.

"Té?", Preguntó. Acarició con un dedo la raíz. Cassie se movía mientras un brote verde retoñaba en la corteza que estaba a su lado. Este se desplego y su punta se hinchó en un bulbo. Parecía a punto de estallar. Las partes verdes se hicieron a un lado y se abrió como un tulipán. Desde su base, tenía un color que iba del rosa pálido a un rojo profundo. Encantada, se rió en voz alta. ¿Era mágico, algo que solo alguien como Oso haría.
El munaqsri Bosque rompió la flor desde su base. El brote verde se convirtió en polvo. Fue a buscar la olla a la estufa y sirvió el té en la flor. Se lo entregó a ella. Los pétalos se sentían suaves y calientes.
"Te va a gustar esto", dijo sonriendo. "Es una mezcla especial. Extra
fuerte para usted. "

El vapor se elevo hasta su nariz mientras ella lo llevaba a sus labios. Ella tomó un sorbo. Sabía a hierbas y pino. Inmediatamente, se sintió más tranquila.
"Gracias otra vez", dijo ella.

"He preparado una cama para ti", le dijo. "Necesitas una noche de buen sueño." Cassie se sacudió.
“No, no." Sintió su lengua pesada. "Estoy cerca." Ella lo estaba, sus rodillas se sintieron débiles de repente .El Padre Bosque tomó el té de las manos de ella para ponerlo en la silla. Con cuidado, la tomó por el codo y la condujo a una de las puertas.
Él dijo: "Si necesitas algo, sólo tienes que llamar. Los arboles tienen oídos, ya lo sabes. "

Sentada en una esquina, la chica árbol se rió, era un sonido estridente. Mientras que en la cabeza de Cassie se sentía como si rallara metal. Ella movió su cabeza para despejarla, y se sintió mareada.


El la dejo en una habitación verde con una cama suave. Ella frunció el ceño mientras miraba la cama. Ella no quería dormir, ella quería a Oso.
“No, no quiero dormir. " Dijo arrastrando las palabras. Se estaba haciendo difícil pensar.
Vagamente, pensó que era el té. Pero el era un hombre agradable. "Veré a Oso cuando despierte?"
Ella trató de mirarlo, pero sus párpados se sentían tan pesados como el granito. Se dejó caer sobre la cama. Él le dio unas palmadas.
"Descansa esta noche, querida. Por favor, no te preocupes. Todo va a estar bien. Ya lo verás. "

En un impulso, ella abrazó al hombre.

"Sí, sí, querida", dijo. "Ya lo verás."

Fin del capitulo

Traducido x Rania.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

ICE CAPITULO 21


Capitulo 21

Latitud 68 ° 32 '12 "N

Longitud 89 ° 49 '33 "W
Altitud 2 pies

Cassie patinó sobre el coxis. "¡Ay, ay!" Protegiéndose el rostro, se estrelló contra una duna de nieve. Por un instante, yació allí con los miembros enredados. Estaba viva. Se había zambullido en el océano Ártico y había sobrevivido.

Cerrando los ojos, Cassie inhaló. El aire tenía un sabor maravilloso, como a sal, sol y tierra. Abriendo los ojos, volvió la cabeza. Su mochila yacía junto a ella. El nylon se había roto en tres lugares, y el marco se había deformado en un S, pero estaba seca y entera.

Cautelosamente, se desenredó a si misma y comprobó sus articulaciones—ningún hueso roto. Sólo un montón de magulladuras. Se incorporó hasta sentarse y miró a su alrededor. Rocas erosionadas de Glaciar se extendían por millas, parches de nieve se alternándose con extensiones azotadas por el viento. Ella estaba en la tundra.


Un borrón marrón se deslizó sobre su mukluks. Ella sacudió sus pies debajo de ella.
"Estoy aquí," dijo una voz.


"¿Dónde? ¿Quién dijo eso?," preguntó.

Ella miró alrededor hacia las rocas, las olas, el cielo.
El borrón marrón pasó disparado junto a ella, lanzándose de roca en roca. De repente, se detuvo, y vio un regordete roedor marrón, como un balón de fútbol de juguete sobre una roca—un ratón campestre.


Cassie sonrió. Sedna había dicho que le ayudaría. Sólo que Cassie no esperaba que la ayuda tomara la forma de un roedor mágico. Ella se imaginó diciéndole esto a Oso. Él se iba a reír durante días.
"Vamos," dijo el roedor campestre.


"Recógeme. Tenemos que marcharnos. Tengo responsabilidades que atender, sabes."

Con el roedor acunado en sus manos, Cassie corrió a través de la tundra con velocidad munaqsri.

El mundo pasaba acelerado como una película en avance rápido. Vio recortes y escuchó fragmentos del paisaje mientras cambiaba a su alrededor. Los gansos volaban arriba, y pájaros que no veía cantaban a través de los pastos.

En las cuevas, proliferaban las saxífragas púrpuras y los blancos brezos del ártico. Las amapolas florecían en los parches de nieve. Ella se estaba dirigiendo al sur (rápido), y el verano se dirigía hacia el norte.


A última hora de la noche iluminada por el sol, se detuvieron.

"Siento una llamada," dijo el roedor.

"Acampa aquí. Volveré por ti." Antes de que ella pudiera protestar, el roedor había desaparecido.


Su único vínculo con Oso, desaparecido.


Cassie tragó saliva. Él va a regresar, se dijo a si misma. Dijo que iba a regresar. Y Sedna había dicho que confiara. Ordenándose a si misma que dejara de preocuparse, miró a su alrededor. Ahora estaba más allá de la arbustiva tundra, en el fondo de la mata de tundra.


Estirando las piernas, Cassie caminó con cuidado entre montones de hierba del tamaño de cabezas. Las matas colmadas de agua reventarían si ella las pisaba. Para caminar por el campo minado, tuvo que levantar las rodillas como una cigüeña.

Se imaginó cómo le relataría esto a Oso: ella marcharía alrededor de la sala de banquete, como si estuviera caminando por las matas, y él se reía con su retumbe bajo.


Él le serviría pollo en salsa de vino blanco, y ella le diría cómo había recogido líquenes de las rocas para cenar sobre la tundra. Le diría lo mucho que lo había extrañado, y él le diría que la amaba y que nunca fue su intención herirla. . .

Pero todas las disculpas del mundo no desharían todo lo que había sucedido. Cassie puso sus manos sobre su estómago. Incluso si encontraba a Oso. . . todo sería diferente. Ella tragó saliva. No sólo quería a Oso de regreso, sino que quería la vida que había tenido.


Ella acampó entre las matas. En lo alto, las luces del norte se perseguían unas a las otras en pálidas cintas como si el sol continuara rodando bajo a lo largo del horizonte. Soñó con Oso, y se despertó esperando que estuviera junto a ella como solía ser. Estuvo a punto de llorar cuando se dio cuenta de que no lo estaba.


Para su alivio, el ratón regresó poco después de que se hubiera despertado, y de nuevo corrieron a través de la tundra. La próxima vez que se detuvieron, estaba rodeada de algodoncillos silvestres. Miles de flores que parecían dientes de león venidos a menos cubrían la tundra con una niebla fina y blanca. Ella sacó su GPS. Después de un chapuzón en el Océano Ártico, no debería estar aun funcionando, pero los números parpadeaban. Se inclinó hasta que pudo leerlos.


Latitud 66 ° 58 '08 ", longitud 110 ° 02' 13". Wow. Había alcanzado cientos de kilómetros en menos de dos días. A este ritmo, estaría en el bosque boreal antes de saberlo. "Gracias," le dijo al roedor. Nunca se imaginó que un roedor sería su salvador.

"La lechuza te dará caza," dijo el roedor. “Ella lo disfruta."


"¿Qué lechuza?" Cassie escaneó los cielos. No veía. . . Espera, ella vio una mancha blanca en el norte. En solencio, la lechuza de nieve planeó sobre la tundra. Sus plumas eran como una nube en el cielo. Cassie la vio bajar en picada—directo hacia el roedor.


"¡Cuidado!," gritó Cassie mientras las garras de la lechuza lo envolvían.

El roedor no se inmutó, y la lechuza lo dejó en libertad y se deslizó a unos metros de distancia antes de establecerse en los algodoncitos silvestres.


“Me invitaste a jugar,” dijo la lechuza, "y ni siquiera corriste. ¿Dónde está el espíritu deportivo en eso?"

Cassie exhaló. Era la lechuza munaqsri, y obviamente se conocían el uno al otro. Cassie no iba a perder su transporte.


"No te invité a que me cazaras,” dijo el roedor con su voz aflautada.

"Te invité a que cazaras para ella. Ella está viajando para ver al Padre Bosque. Es la esposa del Oso Polar."

La lechuza la cabeza ciento ochenta grados. “Ya veo. ¿Y el niño es suyo?"

Cassie lanzó los brazos alrededor de su estómago. El sol era cálido y ella estaba protegida por su parka y lana. Su estómago curvado le tensó la franela. Más de cuatro meses para este momento.

"Necesito encontrar a Oso," dijo, levantando la voz. "El Padre Bosque tiene que ayudarme."


La lechuza la estudió por otro momento. "Por supuesto que te ayudará," dijo la lechuza. "Puedes confiar en que él hará lo mejor. ¿Qué quieres comer?"


Las rodillas de Cassie se tambaleron con alivio. La lechuza no iba a discutir, iba a conseguirle su cena. ¡Comida! Quería un pastel de chocolate y un montón de hamburguesas y los frijoles de papá y los omelets de salchicha de Max, pero trató de pensar en lo que vivía en las praderas de juncos. Papá se solía referir a los ratones campestres como ‘comida rápida salvaje." Cassie miró al ratón munaqsri.


"¿Conejos?," sugirió.

En pocos minutos, la lechuza regresó, planeando bajo. Sus plumas rozaban las flores. Los pétalos volaban como confeti. Cassie vio la hierba balancearse delante de la lechuza. Cassie se paró en la cima de un montículo para una mejor vista. Con las alas extendidas unos cinco pies de ancho, la lechuza arrió los conejos. Muchos conejos. Cortésmente, la lechuza le gritó,


"¿Te gustaría matar a uno, o lo puedo hacer yo?"

Sintió una punzada de compasión de que las liebres fueran perseguidas por uns súper lechuza. La lechuza, por otro lado, parecía estar disfrutándolo.


"Por favor, adelante," dijo Cassie.

Cassie dispuso la cocinilla mientras la lechuza mataba limpiamente una liebre.


Segundos más tarde, una liebre viva apareció junto al cadáver. Saltó de pata a pata.

"¡Depredador asqueroso!" gritó la nueva gritó. "Regresa el alma que robaste de inmediato."

La lechuza erizó las plumas. "No viniste a reclamar su alma. Yo era libre de tomarla. No hubieras querido que se perdiera, ¿no? Es mejor que se convierta en una lechuza a que se pierda."


"¡Estoy aquí ahora!" exclamó la liebre munaqsri. "Regrésala de inmediato."

"Como quieras," dijo la lechuza.

Ella abrió el pico. La niebla, el alma, vagó a través de los pastos. La liebre salió en su persecución. Se fundió en su interior.
La lechuza dejó caer el cadáver al lado de la estufa. "Gracias," dijo Cassie. "Lo siento por causar problemas."

La lechuza se encogió de hombros, una interesante hazaña con alas. "La liebre no tiene sentido del humor," dijo.


La liebre munaqsri le contestó. "¡Depredadores repugnante!" El furioso conejo fijó los ojos en Cassie.

"Tú eres una omnívora. ¿Por qué debes comer mis liebres?"

"Encuéntrame un poco de tofu silvestre, y lo comeré," ofreció Cassie.


La lechuza se rió entre dientes. Chisporroteando, la liebre desapareció en la hierba.
Cassie sonrió. Qué extraño que ahora pudiera bromear con pájaros y roedores que hablaban. Meses atrás, Oso había dicho que podría mostrarle un nuevo mundo de maravillas que ella no sabía que existía. Ella ciertamente nunca se hubiera imaginado que estaría en el campo abierto de la tundra con un roedor, lechoza, y liebre mágicos.

"¿Estamos cerca?," preguntó Cassie.


"Te llevaré hasta el final de mi región," dijo el roedor, “y la lechuza se encargará de conseguirte una guía para que logres entrar en el bosque. Estarás con el Padre Bosque para mañana por la tarde."


Cassie sintió que su corazón daba saltos. ¡Ella podría ver a Oso mañana! Finalmente, después del hielo, el mar y la tundra. . . Cassie se pasó los dedos por el pelo, y sus dedos se engancharon a unos cuantos centímetros de su cuero cabelludo. Esperaba que a él no le importara que ella oliera mal. Cassie se echó a reír a carcajadas y sacudió la cabeza. Su cabello voló a su alrededor en una nube roja de enredos. "¡Ya voy, Oso!," dijo. Lo traería a casa. Se tocó el estómago. ¿Y después? Ella no lo sabía.

FIN DEL CAPITULO

Traducido x CLO

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