viernes, 17 de septiembre de 2010

ICE CAPITULO 9

NUEVE
Latitud 91 ° 00 '00 "N
Longitud indeterminada
Altura de 15 pies.

DURANTE LOS OSCUROS DIAS DE INVIERNO, el oso "patrullo" el hielo, esperando a sentir el llamada de un parto, mientras que Cassie esperaba sola en el castillo y se puso cada vez más y más inquieta. En ausencia de Oso, ella merodeaba por los jardines de toparios bajo el cielo permanentemente iluminado por estrellas.
Los búhos tallados la miraban con sus vidriosos ojos y estos reflejaban un millar de estrellas. Todo era tan silencioso como un museo. Ella podía oír el crujido del hielo bajo sus botas mukluks. Sonaban como petardos.
Tenía un gran impulso de correr por los jardines con los brazos extendidos, para ir destrozando todos los árboles en su camino, pero no lo hizo. En cambio, sus pies la llevaron por el laberinto de setos translúcido en el centro del jardín. Los rosales rodeaban una escultura única, la más nueva.

Era ella: su pelo largo, sus altos pómulos, la forma osea de sus codos, su estatura. Era el corazón del jardín, Oso se lo había dicho después de que él mismo había terminado de tallar.

Estudió la estatua. El pelo de hielo parecía volar por el viento. Piezas vagamente encurvadas hacia arriba, y otras trenzadas. Era una imagen perfecta, hasta las cortas pestañas de sus ojos y las uñas cortas en las manos. Era su gemela que sonreia mirando hacia arriba, como si estuviera riéndose de las torres del castillo o del cielo ahogado de estrellas.

¿Qué estoy haciendo aquí? Cassie se preguntó. Yo debería estar sobre una moto de nieve, no en un pedestal.

¿Quién rastreaba ahora a los osos? ¿Papá? Owen? Scott seguro llevaria los datos sobre el número de cachorros que estaban naciendo. Jeremy probablemente ahora se estaría volviendo loco.

¿Y en cuanto a su madre? Cassie no podía imaginar lo que estaba haciendo. Todo lo que podía imaginar era la imagen de su madre gracias a las fotos que había visto, pero su memoria aún carecía de detalles, tales como el color de sus ojos.

Cassie rompió un perfecto tallo. El hielo cayó en sus manos. Se distrajo haciendolo girar. Los pétalos captaron la luz de la luna y el arco iris. La pequeña luna brillaba en sus curvas. Ella puso una rosa detrás de la oreja.

Ella nunca quiso decir que esto sería permanente. Se suponía que debía ser una investigadora del Ártico, no la Reina del oso polar. ¿Qué había pasado con todos sus planes? ¿Acaso ya no se preocuparía más por ellos? ¿No se preocuparía por su madre? O su padre? O la Abuela? O Max y Owen? ¿Cuándo había dejado de pensar en ellos?.
Cassie se volteo y se abrió paso entre los arbustos. El hielo tintineaba como un millar de campanas. Se detuvo frente a un manzano de hielo. Se agarro de las ramas y se trepó al árbol. El hielo crujió por su peso, y la rosa se cayó de su oreja haciéndose añicos.

Desde la cima, ella podía ver en el Ártico. La luna baila sobre los translúcidos bordes . El viento agita la nieve. Miro cómo los flujos se formaban y se disipaban en lo profundo de la polar noche azul.

La silueta, de oso se acercaba al borde de las crestas. Era majestuoso sobre el hielo. Ella lo vio tomar grandes pasos a través de los témpanos. Su pelo ondulaba en la luz de la luna. Casi brillaba.

El galopaba hacia el castillo y desapareció en el interior. Finalmente, el estaba en casa. Ella se balanceo hacia abajo del árbol y aterrizo con un crujido sobre el hielo.

Ella lo siguió hasta la sala de banquetes. Él la esperaba en la mesa. Las fusión de la helada goteaban de su pelo.

Cassie se dejó caer en su trono. "¿Que noticias hay en el hielo?"

"Solo es hielo", dijo solemnemente.

Cassie tomó una manzana congelada y dijo: "Hizo un día perfecto aquí". Arrojó la manzana al aire y luego la atrapó.

"Pero entonces, siempre lo es." Dijo él.

Ella la lanzo más alto y luego la atrapo nuevamente.

"Lunes: Perfecto"
Ella tiró de nuevo la manzana al aire.
"Martes: Perfecto", tira de nuevo,
"Miércoles: Perfecto"
"Jueves perfecto." Y la vuelve atrapar.
"Viernes. ¿Qué día es hoy? "

"No hago un seguimiento de los días humanos." Él ladeó la cabeza hacia ella.

"¿Estás bien?" le dijo.

Ella arrojó la manzana de nuevo en su recipiente.
"Perfecta".

"No eres feliz", dijo él.

"Sí, lo soy", dijo irritada.

Ella era la reina del hielo. Ella era la esposa del Oso Polar. Por supuesto que era absolutamente muy feliz, vagando sola por un castillo de hielo cada oscuro día.

Tal vez si podía convencer a Oso de llevarla con él. . . Pero ya ellos habían tenido esa discusión. Solo, podía viajar en forma invisible.

Con ella, el corría el riesgo de tener que detenerse. Y además, no tenía nada que hacer en hielo que fuera diferente a lo que hacia aquí. No podía ayudarlo a ser un munaqsri.

“Cassie, háblame."

"No sé de que color son los ojos de mi madre", dijo.

"Verdes", dijo él. "Al igual que los tuyos."

"Son mejores." Le dijo ella desafiándolo. Él solo, gruñó a la mesa.
De la mesa salió un tallo que se transformó en un vaso lleno de vino tinto. Luego salió un plato y el vapor se elevo hasta continuar creciendo. Era su plato favorito: pollo bañado en una salsa de vino blanco.
Ella lo revolvió con el tenedor. Él la trataba como una reina. ¿Cómo podría pensar en marcharse?

La idea hizo que ella hiciera una pausa. ¿Estaba pensando en dejarlo? En verdad abandonarlo y no volver nunca más. No ver más a Oso, no ser mas su Reina polar?
Oso hizo aparecer un cadáver de foca y un panecillo para él. Domino el cadáver con su pata y lo rasgo hacia arriba con sus dientes.

Ella no quería marcharse. Ella no quería dejar de verlo para siempre. Pero, ¿Quería ella quedarse? ¿Qué hay de su vida en la estación? ¿Por qué ella no podía tener ambas cosas?

"Yo podría hacer una investigación", ella ofreció.

Oso levantó la cabeza. Su hocico estaba lleno con manchas rojo brillante de la sangre de la foca. Parecía un niño manchado con lápiz de labios.

"No puedes", dijo él.

Ella frunció el ceño a causa de las manchas color rojo.

"¿No puedes comer sin embarrarte?"

"Tengo una cabeza grande."

"Eres un holgazán."

"Todos los osos polares comen de esta manera."

"Tu haces que pierda el apetito."

El agarro la servilleta de lino y ella miro hacia otro lado.

"Lo siento", dijo con tono arrepentido. Se limpió la sangre de la barbilla y luego volvió a su asiento.

Luego cortó la grasa delicadamente con sus incisivos. Quito el goteo de sangre en el suelo antes de seguir engullendo toda la grasa.

"Mejor", dijo Cassie.

"Tu sabes, si yo tuviera trabajo que hacer, no me obsesionara con tus modales en la mesa. Hay un montón de temas de investigación por ahí. Tú podrías decirme cómo los osos polares navegan con tanta eficacia en el hielo o podría tener la última palabra sobre si los osos polares se están convirtiendo en mamíferos marinos".

Ella podría ser una empleada de tiempo sabático en la estación. Ella ya había planeado hacer sus estudios universitarios a distancia.

Suavemente, oso dijo: "No puedes ser un científico humano aquí. Nadie te creería. ¿Qué les dirías? ¿Que tu fuente es un oso que habla? ¿Que vives en un castillo de hielo y que no sientes frío?"

Cassie revolvía la salsa. Mientras miraba la piscina de sangre de foca sobre el hielo y comenzó a pensar acerca de su futuro. Su trayectoria siempre le había parecido tan segura. Pero ella lo había abandonado todo por estar aquí y ni siquiera se había dado cuenta.
No es de extrañar que se sintiera tan inquieta. Había abandonado su futuro y lo había sustituido ¿por qué? ¿Cenas gourmet y lindas esculturas? Ella no tenía ningún objetivo aquí.

La mesa absorbió la sangre y el rojo se desvaneció como si abajo hubiera un desagüe. Mirando a su plato de pollo dijo:

"¿Alguna vez has visto un oso polar dentro de una jaula?", Ella preguntó.

"Ellos dan pasos. De adelante hacia atrás. Durante todo el día: una y otra vez. Esto hace un surco en el suelo. No se detienen a comer. No se detienen a dormir. Simplemente dan pasos hasta que se consumen y mueren".

"¿No eres feliz?"

Incapaz de contestar a eso, ella lo miró. "Yo quiero ir a casa", dijo.

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No le llevó mucho tiempo prepararse para marcharse. Oso la observaba desde la puerta del dormitorio mientras ella empacaba sus pertenencias. Todo estaba en silencio a su alrededor.

No había viento, ni el crujido del hielo, nada de nada. Se sentía como si el castillo contuviera el aliento.

"¿Piensa regresar?" Oso preguntó.

"No lo sé", dijo. No podía mirarlo.

"¿Cómo es que no lo sabes?" el dijo.

"Simplemente no lo sé."

Lo único que ella sabía era que la idea de quedarse ahí, la hacía sentirse miserable y la idea de marcharse también la hacía tan miserable.

"Así que tengo que esperar como un buen perrito mientras tú decides nuestro futuro?"

Cassie no podía responder a eso. En cambio, se concentró en ponerse su abrigo Gore-Tex y las franelas por encima de su ropa. Ella se dirigía de vuelta a un mundo donde tenía necesidad de todas estas capas.
Ella se acordaba a sí misma, de ocho años, siendo vestida por su padre, envuelta en gruesa y suave lana. Era tanta la ropa que no podía bajar los brazos.

Al regresar a la estación,vería nuevamente a su padre. Trató de imaginarse aquella conversación. ¿Cómo iba a explicarle por qué no había regresado antes?
Oso gruñó, bajo en su garganta, haciendo hormiguear el pelo en la parte posterior de su cuello.

"He sido un tonto", dijo.

"Yo creí que te preocupabas por mí."

Cassie frunció el ceño mientras subía la cremallera de su anorak.

"Esto no tiene nada que ver contigo. Soy yo. "

Él era. . . dulce. Y divertido. Pero esto no era por él. Se trataba de ella, de lo que ella quería ser, lo que ella quería para su vida en un futuro.

"Por supuesto que tiene que ver" conmigo ", el dijo.

"Es mi vida de la que hablas."

"Y mi vida” ella señalo.

"¿Quieres que sacrifique mi carrera, amigos, familia, una madre que nunca he conocido."

Por supuesto, después de las primeras semanas de haber nacido, ella había perdido a su madre. Ella no había echado de menos a su madre en absoluto, sin piedad empujó a un lado ese pensamiento.

"No puedo hacer esto." Dijo ella.

Había trabajado tan duro por las noches estudiando para los exámenes sorpresa de papá y las largas caminatas persiguiendo a los osos, el equipo de limpieza los fines de semana, todo esto para que ella un día ganara una posición, un futuro que ella acababa de desaprovechar para hacer qué? ¿Para ser la compañera de un Oso?.
Jugando en el jardín topario? ¿Danzando en un salón de baile? Eso no era suficiente.

"Tu no perteneces más ahí", dijo él.
"Es tu pasado. No puedes volver atrás. Ahora este es tu hogar."

Cassie negó con la cabeza. Esta no era su casa, era el castillo del oso. Sus ojos recorrieron el hielo y se levantó de la cama, miro el armario de aves marinas, las brillantes paredes y la puerta de oro. Ella ahora conocía muy bien cada rizo de hielo, cada reflejo del arco iris.

Ella amaba el brillo resplandeciente del hielo, el suave viento de afuera y todos los recuerdos que ahora tenía de todo lo que aquí había. Pero no era su casa, se dijo con firmeza. Tenía que recordar eso. Su hogar estaba en la estación.

"Tu me perteneces", dijo él. "Nosotros somos uno."

"No, no lo somos. Afuera tú eres un munaqsrir y yo soy. . ."

Ella se sentía como. . . como una mascota, que se quedaba en casa hasta que el tuviera tiempo libre para jugar con ella.

"¿Debo dejar que los osos polares nazcan muertos? ¿Eso es lo que quieres que haga? Que sus almas vayan a la deriva más allá de los confines de la tierra?. Tengo responsabilidades. Tú sabes bien lo que hago."

“Ya lo sé!". Ella dijo.

Esto era bastante difícil, y él lo ponía peor. Se acordó cómo había llegado hasta aquí. Siendo chantajeada con un acuerdo que no había sido capaz de rechazar.

Pero eso no era justo. El acuerdo para salvar a su madre había sido su propia idea.
Y después de eso, Cassie había decidido quedarse. Al menos, ella había creido que había tenido una elección.

Ella le creyó cuando él le dijo que no era una prisionera. ¿Qué pasaría si. . . El no la obligaría a quedarse. Él no era así.

"Si realmente te preocupabas por mí, debes dejarme ir." Dijo ella.
Se apartó de ella y le dijo: "Vete".

Ella soltó un suspiro que no se había dado cuenta que lo había estado conteniendo desde hace un rato.
Y el añadió.

"Me quedaré aquí al ritmo de un oso encerrado en un zoológico hasta que vuelvas a mí."

Cassie se sentó fuertemente en la cama, ira y frustración salían de ella.

"No fue mi intención. . ."

¿No quería decir qué...? No queria marcharse, Pero ella tenía la intención de irse. Desde el principio, tenía la intención de irse. Ella no había querido hacerle daño. Y tampoco quería preocuparse sobre si a él esto le causaba daño.

El Oso suspiró. "Si tu lo deseas, te llevaré a casa".

Fin del capitulo

Traducido x Rania.
"Q mal nenas la verdad entiendo a Cassie, es q el osito bien lindo sale a trabajar y la quiere todo el dia en casa...Y para variar la trata como "REINA".
Puff! q complicado... Image and video hosting by TinyPic
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