viernes, 22 de octubre de 2010

ICE CAPITULO 19



Latitud 84 ° 42 '08 "N
Longitud 74 ° 23 '06 "W
3 pies de altitud

BIZQUEANDO ANTE EL FUROR DEL SOL, Cassie exploraba sobre el blando hielo. Bajo el sol veinticuatro horas al día, los carámbanos goteaban y se derretían formando piscinas. El goteo sonaba constante como el segundero de un reloj. Dirigiéndose hacia la isla de Ward Hunt, ella había viajado junto a los osos durante tres semanas, deteniéndose sólo para tomar leche y comer las tiras de focas y peces que los osos le habían traído. A menudo, los osos le llevaban todo mientras dormía para no perder tiempo. Pero no había sido suficiente.
No voy a lograrlo, pensó.Ella trató de ignorar el nudo de miedo que se alojaba dentro de su caja torácica. El sudor pinchaba la parte posterior de su cuello debajo de la franela y lana. Por todas partes, el hielo astillaba. Habían grietas de cinco pies de ancho, el hielo parecía una papilla que se movía con un sonido hueco. Murres (Una especie de pinguinos) y gaviotas rodeaban el aérea, se zambullían buscando bacalao entre las grietas que eran cada vez más grandes.

Ella no iba a conseguir llegar a tierra antes de que el hielo retrocediera de la orilla. No voy a lograrlo, su mente le susurraba una y otra vez. No vamos a llegar.
El verano se avecina.Frente a una extensión de hielo delgado, Cassie iba montada en uno de los osos. Tenía las patas gigantes como raquetas de nieve, caminó sobre el hielo de color gris verdoso. Se tambaleaba en las oleadas. Conteniendo la respiración, mientras observaba la escarcha y las grietas. Siguió montando los osos mientras estos siguieron el pesado paso sobre el delgado hielo junto a los ríos de hielo.
Cinco días después, Cassie y los osos llegaron al final del hielo.Delante de ellos, el hielo se convertía en olas y luego se transformaba en papilla semi congelada. El aguanieve ondulaba. Finalmente, se dispersaba en el océano abierto. Kilómetros y kilómetros de aguas abiertas se extendía entre ella y la tierra.Cassie se quedó mirando el agua. Todo había terminado. Ella llego demasiado tarde. Ella se había quedado atrapada en el hielo. Toda su gran determinación para llegar a los confines de la tierra. . . Y todo lo que había logrado era llegar al final del hielo.
El sol brillaba como joyas de oro sobre el hielo y el agua. Parpadeo rápidamente, se concentró en las bailarinas olas. Ella sabía que no debía llorar en el frío. Su padre se lo había enseñado hace años. ¿Y también le había enseñado a dejarlo todo? , se preguntó. ¿Sera una tradición familiar el fallar para encontrar al castillo troll? De tal palo, tal astilla?

"Despierta", susurró. "Tú no has muerto todavía." Había opciones: Max todavía podría venir, o. . . Ella no podía pensar en una segunda opción.
Con la esperanza puesta en busca de inspiración o un milagro, ella miró a su alrededor y entre el ejército de los osos polares había un zorro ártico. Era diminuto en comparación de los gigantes, trotaba entre ellos. Relucía como un gato, el no tenia que preocuparse por el débil hielo», pensó. Si ella tuviera el tamaño del zorro, tal vez los osos podrían haber nadado con ella a través de cualquier agua abierta sin mojarla. Cassie miró el agua negra y brillante, ella se estremeció. Su padre le había dicho, que esta era el agua de la muerte: En quince minutos, los músculos se paralizan, la conciencia se desvanece y luego viene la muerte. Así eran las cosas, sin un munaqsri para calentarla, ella seguro se congelaría al tratar de nadar.
Así que todo lo que ella tenía que hacer era encontrar otro munaqsri y problema resuelto.
Ella soltó un suspiro. Si fuera tan fácil. Millones de personas pasaban su vida sin ver un munaqsri o ni siquiera saber que ellos existían. Por supuesto, ella sabía que existían, incluso si ellos pudieran moverse con rapidez como para ser vistos, pero solo era a menos que por casualidad se enteraran de un inminente nacimiento o la muerte. . .
La respuesta llegó tan rápido que casi la gritó en voz alta. Si ellos están presentes ante la muerte de una criatura. . . Cassie se bajó del oso polar y fijo los ojos en el zorro ártico.

Había visto a los zorros y los osos polares durante semanas. Los zorros del Ártico eran carroñeros, Vivian de los restos de lo que los oso mataban. Pero con tantos osos juntos, cada muerte era despojada a fondo los restos eran pocos. Sintió su corazón acelerar, latía con fuerza contra su caja torácica.
En algún lugar sobre el hielo detrás de ellos, tenía que haber un hambriento zorro del hambriento ártico.
“Regresemos ", dijo ella, pegando en los hombros del oso. “Vamos. Volver por donde vinimos." Si pudiera encontrar otro munaqsri, él podría ayudarla a salir del hielo. Aún mejor, podría llevarla hacia Oso!Cassie camino penosamente hacia el norte con su extenso ejército de osos polares. Los osos emblanquecían todo el hielo y la miraba de sus ojos negros, era inescrutable. Ella acarició la piel del oso a su paso, tratando de tranquilizarlo.

"Voy a salvarlo", dijo. "Yo prometo que voy a traer a su rey a casa."
Después de caminar cinco horas, vio una pequeña sombra blanca y polvorienta, casi amarilla contra el hielo azul-blanco. La nieve suelta se arremolinaba en un rápido movimiento como nubes a su alrededor. La sombra levantó la cabeza cuando se acerco, era un viejo zorro. Estaba tan flaco, que podías ver sus costillas presionando a través de su piel.

Pobrecillo, pensó. Si los osos polares no se hubieran unido, tal vez podría haber tenido la oportunidad de una temporada más, pero él no había sido capaz de competir con todos los osos.
Arrojando su mochila, se arrodilló sobre el hielo junto al zorro. Este apoyó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos. Respiraba con dificultad. Ella vio cómo sus costillas se extendían de arriba abajo, su respiración era resoplido áspero contra el silbido del viento.
Detrás de ella, Cassie escucho el suave resoplar de los osos. Ella los miro de reojo, confusa a través de las esquinas de sus gafas.

"Sólo un poco más", les prometió. Y entonces ella estaría fuera del hielo y en camino hacia Oso. . . si esto funcionaba.
Esto tenía que funcionar. El zorro munaqsri tenía que venir, ¿verdad?
Nadie vendría cuando un oso polar muriera, pensó. Sus almas simplemente se marcharan
. . . No sabía qué pasaría con sus almas. Y sin nadie que transportara las almas hacia el recién nacido, estos osos, estos hermosos osos, se extinguirán en una generación. Si no hay alma, no hay vida.
Oso los había arriesgado a todos ellos al casarse con ella. El había confiado en que ella respetaría su única petición. Y ella no lo hizo. Cassie abrazó su estómago. Incluso a través de todas las capas de ropa, se podía sentir el ligero abultamiento. Esto. . . lo que él había hecho. . . no disculpaba el daño que ella había hecho, aunque haya sido sin intención, se lo hizo a todos estos hermosos osos. Tenía que llegar hasta Oso.
El zorro se estremeció, y sus costillas se hundieron más y más, como si doblaran contra su piel. Ellas no se levantaron de nuevo. "Munaqsri” gritó ella.
Ella no vio nada.

"¡Zorro munaqsri!", dijo Cassie. "¡Necesito hablar contigo en nombre del oso munaqsri!" Él tenía que estar aquí. Ella no tenía ningún plan de respaldo.
"¿Conoces al oso polar?" dijo una voz. De pronto, un segundo zorro del ártico se posó junto al zorro muerto. Con el pelaje en punta, el zorro arqueó la espalda como un gato. "Dile que lo culpo por la suerte de mi zorros. Mientras sus osos se arrean, mis zorros se mueren de hambre." Su hocico se curvó hacia atrás, y el sol brilló en los afilados incisivos. "Voy a llevar mis quejas al supervisor del Ártico—" Con el blanco y grueso pelaje y el delicado hocico, se veía como una cruza entre un pequinés y un gato persa, casi nada amenazante. Pero era una bola de pelusa enojada con el poder de un munaqsri.
Cassie se puso de pie con dificultad. “¡Espere, escucha! Oso. . . el oso munaqsri . . . está en problemas. Necesito que me lleves a toda velocidad al castillo troll, al este del sol y al oeste de la luna."
El efecto de sus palabras fue instantáneo. Él cambió de furioso a afligido en un parpadeo. "¿Él ha abandonado a sus osos? ¡Oh, mis zorros!" El zorro inclinó la cabeza hacia atrás y aulló. "¡Mi zorros morirán de hambre! Nadie ha vuelto nunca desde allí. ¡Él nunca volverá!"
Los gritos del zorro la atravesaron. Ella se llevó las manos a los oídos. “¡Sí, lo hará!" gritó Cassie. Su madre había regresado. Si Oso pudo rescatar a Gail, entonces, Cassie podría rescatar a Oso. Ella lo traería de vuelta. Ella arreglaría todo. "¡Puedo traerlo de vuelta!"
Su aullido murió en otro cambio de humor, en una fracción de segundo. Ahora en silencio, el zorro la miró. "¿Quién eres tú?," preguntó finalmente.
"Cassie Dasent" dijo. Ella no podía leer la expresión en su cara de zorro. Él ya había pasado de furioso a afligido a contemplativo en menos de treinta segundos. Por favor, déjenlo ayudarla.
"Tú no eres un munaqsri," dijo él.
"Soy la esposa del oso polar," dijo ella.
"Interesante gusto," dijo él.
Cassie apretó los dientes. ¿Ahora se burlaba de ella? Su marido estaba desaparecido, sufriendo con los trolls, los osos polares y zorros árticos estaban en peligro de extinción, y ella estaba atrapada en el hielo, con por lo menos cuatro meses de embarazo y el verano acercándose rápidamente. "No he hecho una caminata hasta aquí desde más allá del Polo Norte para ser insultada por algún peluche," espetó ella. "Es tu elección, Afelpadito: Ayúdame y ayuda a tus zorros, o no me ayudes y míralos morir."
Afelpadito se pasó la lengua por la nariz. Cassie contuvo la respiración. Ó ella había llegado hasta un munaqsri imprevisible, ó lo había fastidiado por completo.
"Yo no puedo llevarte allí," dijo finalmente él. "El castillo se encuentra al este del sol y al oeste de la luna. Está fuera de mi región. No puedo dejar el hielo. Otro munaqsri es responsable de los zorros en la tierra."
"Entonces ayúdame a encontrar a otro munaqsri,” dijo Cassie. Tenía que haber un munaqsri que pudiera cruzar del hielo a la tierra. Rápidamente, escaneó el hielo, el cielo y el mar.
En el océano, una ballena levantó su espiralado colmillo. Lento y majestuoso, un segundo cuerno creció fuera del agua. Como si fuera un ritual antiguo, los dos narvales cruzaron sus cuernos de unicornio. "Llama a una ballena," dijo ella.
"Una ballena no te ayudará,” dijo él. "No eres un munaqsri, y ellas no tienen ningún interés en el destino de los osos polares o mis zorros."
Un problema por vez, pensó ella mientras se levantaba la mochila sobre los hombros. "Sólo hazlo. Por favor. ¿Afelpadito?"
* * * * *
El océano cedió a sus pies. Chillando, las aves marinas retrocedieron del agua. Por un instante, sus cuerpos ennegrecieron el cielo. "Él viene," dijo el zorro.
Cassie tropezó mientras las olas sacudían el hielo. A centímetros del borde del hielo, una suave curva oscura del tamaño de un submarino surgió del agua. Y luego siguió creciendo, más y más grande. Mientras Cassie observaba, la ballena de Groenlandia levantó su boca por encima de las arremolinadas olas. Abrió sus fauces, y Cassievio placas de flecos de barbas de ballena, vainas enormes que llenaban la boca de la ballena. Algas, percebes y clorofíceas se aferraban a las goteantes vainas. Ninguna ballena común podría haber sido tan enorme.
El coloso cerró la boca, y las olas se abultaron en el hielo. Cassie se tropezó hacia atrás, mientras el agua congelada salpicaba sus mukluks. Detrás de ella, el hielo se resquebrajó. Ella miró por encima del hombro para ver una fractura en el hielo ampliada por el esfuerzo de las olas. A ambos lados de la división, sus osos polares esperaban hombro a hombro—sus hermosos osos. Observarlos, le dio fuerza.
"Necesito tu ayuda," le dijo a la ballena.
"Tú no eres un munaqsri." Su voz golpeaba como un tambor. Ella se estremeció, cuando cada sílaba le golpeó los oídos.
"Mi marido lo es," dijo. "Él es el munaqsri de los osos polares."
Levantándose más alto en el agua, tan masivo como un monstruo de mitología, la ballena tronó, “Él puede que lo sea, pero tú no lo eres. Tú no tienes vínculos con nosotros."
El hielo se sacudió como si en un terremoto. El spray y el viento le golpearon la cara. Abrió las piernas para mantener el equilibrio y sostuvo los tirantes de su mochila. A él no le importaba si la ahogaba, se dio cuenta. Levantando la vista hacia el monstruo de mar, dijo, "Estoy atada a él. Hicimos votos."
"Todos estamos vinculados por nuestras promesas," entonó él.
Cassie se apartó el pelo de los ojos y entrecerró los ojos hacia la ballena. Él eclipsaba el sol. "Por favor. Tienes que ayudarme a llegar al castillo troll."
"Nada viviente va alguna vez allí," dijo la ballena.
"Entonces, llévame a través del océano,” rogó ella. "Sólo hasta la orilla. Voy a encontrar el camino por mi misma desde allí. Pero, por favor, ¡ayúdame a salir del hielo!"
"No ayudo a humanos."
"Los osos morirán si no salvo a su munaqsri,” dijo Cassie. Ella no podía fallar. Sus amados osos desaparecerían de la faz de la tierra. "Ayúdame por el bien de ellos."
La ballena vagó contra el hielo que se desmoronaba. Cassie se agitó violentamente cuando el hielo se sacudió. "Los osos no son mi preocupación," dijo.
¡A él tenía que importarle algo! Se lanzó en torno a otra idea, y la golpeó la inspiración. "Yo llevo el hijo de Oso,” dijo. "Uno de ustedes. Un futuro munaqsri."
La ballena roció agua del pico. Gritando, Cassie se llevó las manos enguantadas sobre la cabeza y se agachó mientras llovía helada agua de mar. "Arriesgas a un munaqsri," tronó la ballena. "No se puede permitir."
A su lado, el zorro ártico siseó y gruñó. "¿Mantienes el futuro de una especie en tu interior, y emprendes esta búsqueda? Buscas la muerte."
Oh, no, ella lo había empeorado. "Pero tengo que salvar—"
"No puedo permitirte que pongas en peligro un futuro munaqsri," dijo la ballena.
"¡Ni yo!" dijo Afelpadito.
"Debes permanecer en el hielo a donde perteneces." Con ese pronunciamiento, la ballena se sumergió. Una ola inmensa de agua subió a su estela.
Cassie se tambaleó lejos de la ola. "¡Me moriré si me quedo!" Ella iba a morir, los osos iban a morir, los zorros iban a morir. Oso se quedaría atrapado en el lugar que había hecho gritar a Gail.
"Los osos cuidarán de ti hasta que nazca el niño," dijo Afelpadito. "Y cuando crezca, los osos tendrán a su nuevo rey. Mis zorros podrán vivir, y todo será cómo debería ser."
Ella negó con la cabeza. Su garganta se sentía atorada. Tenía que lograr que él la ayudara. No podía perder su única oportunidad con Oso "¡Ballena!” le gritó a las olas. ¿Podría todavía oírla? Por favor, que la pueda oír. Las brillantes olas negras todavía se revolvían ante la estela de él. Cassie llamó hacia las profundidades, "¿Quieres que tu precioso niño viva? ¡Entonces mantén a su madre viva!"
Ella corrió y se sumergió en el Océano Ártico.

FIN DEL CAPITULO.

TRADUCIDO X CLO Y RANIA



•·.·•✿ BIENVENIDAS AL BLOG NENAS in LovE✿•·.·•